Cuando un niño o adolescente atraviesa una pérdida importante, su forma de comprender y expresar el dolor es muy distinta a la de un adulto. En mi experiencia como psicólogo en Valencia, el reto para las familias no solo está en acompañar el sufrimiento, sino en encontrar las palabras y los gestos adecuados para hacerlo.
No se trata de “endulzar” la realidad ni de ocultar lo que pasó, sino de comunicarlo de forma adaptada a su edad, ofreciéndoles un espacio seguro para expresar lo que sienten.
Cómo perciben el duelo según la edad
En la infancia temprana (3–6 años)
A esta edad, la comprensión de la muerte suele ser parcial. Pueden verla como algo reversible o temporal.
Frases como “se ha ido a dormir” pueden generar confusión o miedo. Es preferible usar palabras claras: “ha muerto” o “ya no va a volver”.
En la niñez intermedia (7–12 años)
Los niños empiezan a entender la irreversibilidad de la muerte, pero aún pueden tener dudas sobre sus causas. Aparecen preguntas directas y a veces repetitivas: “¿Por qué pasó?” o “¿Dónde está ahora?”.
En la adolescencia (13–18 años)
El pensamiento abstracto les permite comprender el concepto de forma similar a los adultos. Sin embargo, la intensidad emocional y los cambios propios de esta etapa pueden amplificar la reacción: rebeldía, aislamiento o conductas de riesgo.
Señales de alerta
Aunque el duelo infantil y adolescente es natural, hay comportamientos que indican que necesitan más apoyo:
Pesadillas recurrentes o miedo persistente a que otros mueran.
Cambios bruscos en el rendimiento escolar.
Pérdida de interés por actividades que antes disfrutaban.
Aislamiento social o irritabilidad extrema.
Somatización: dolores de cabeza, estómago o malestar sin causa médica.
En estos casos, puede ser recomendable pedir ayuda profesional. Puedes leer también el artículo Duelo: etapas, señales y claves para acompañar el proceso emocional para comprender más sobre este proceso.
Cómo comunicar la noticia
Busca un momento tranquilo
Evita contar la noticia con prisas o en un lugar ruidoso.Usa un lenguaje adaptado
Palabras sencillas, sin metáforas confusas.Permite las preguntas
Aunque sean repetitivas o incómodas, responden a su necesidad de comprender.Valida sus emociones
Frases como “es normal que estés triste” o “entiendo que tengas miedo” les ayudan a sentirse comprendidos.
El papel de la familia
Modelar la expresión emocional: si los adultos muestran que llorar es normal, los niños sentirán que pueden hacerlo.
Mantener rutinas: dan seguridad y estabilidad en un momento de cambios.
Involucrarles en rituales: participar en despedidas simbólicas o ceremonias puede ser sanador.
De hecho, organizaciones como la Save the Children España recuerdan la importancia de que los menores tengan la oportunidad de participar en conversaciones honestas y adaptadas a su edad sobre la muerte y el duelo, en lugar de ser apartados del proceso.
Estrategias de contención emocional
Caja de recuerdos: guardar fotos, cartas o dibujos que les conecten con la persona.
Historias y cuentos: facilitan la comprensión del concepto de pérdida.
Expresión artística: pintar, escribir o tocar música como forma de canalizar emociones.
Espacios de conversación familiar: dedicar momentos para hablar sobre la persona que ha muerto.
Cuándo buscar ayuda profesional
Si después de varios meses el niño o adolescente sigue mostrando signos de bloqueo emocional, la terapia puede ser un recurso muy valioso. En Sobre mí puedes conocer más sobre mi forma de trabajar con familias y menores.
La importancia de la escuela
Los centros educativos son parte esencial del entorno del menor. Informar a los profesores y orientadores sobre la situación ayuda a que el acompañamiento sea coherente y adaptado también en el ámbito escolar.
Preguntas frecuentes
¿Debo ocultar mi tristeza delante de mi hijo?
No. Mostrar tu dolor le enseña que es normal expresar emociones.
¿Es bueno que participe en el funeral?
Si quiere hacerlo y se le explica lo que verá, puede ser positivo.
¿Y si no quiere hablar del tema?
No forzar. Ofrecer espacios y momentos donde pueda hacerlo cuando esté listo.
¿Puede el duelo afectar a su salud física?
Sí, pueden aparecer síntomas como dolor de cabeza o estómago, incluso sin causa médica.
