TÚ Y TU CUERPO

La relación con tu cuerpo

En el momento presente la forma social y cultural predominante de mirar y relacionarnos con nuestro propio cuerpo no es sana. Solo en 2018 según Aeetca (Asociación Española para el Estudio de Trastornos de la Conducta Alimentaria) se contabilizaron 400.000 casos de Trastorno de la Conducta Alimentaria en España, de los cuáles 300.000 tienen edades comprendidas entre 12 y 24 años.

Esta cifra únicamente señala los casos de trastornos diagnosticados en España. Se trata de los casos más extremos en los que la salud del propio paciente está en riesgo. Según datos de la fundación Fita los trastornos de conducta alimentaria son la tercera causa de enfermedad crónica en la adolescencia en España.

Entiendo que estos datos reflejan la problemática social en cuestión: cómo miramos y tratamos nuestros cuerpos.

Es indiscutible que los medios de comunicación y las redes sociales ejercen una gran influencia sobre esta problemática. Los cánones de belleza están más definidos, marcados y presentes debido a la exposición y al bombardeo constante de información. Muchas veces esto acaba afectando a nuestra autoestima, y es lo que llevo viendo trabajando como psicólogo para mejorar la autoestima, incluso teniendo que acudir a un psicólogo especialista en ansiedad en Valencia (en mi caso) por no poder gestionar todos estos estímulos falsos. 

Dichos estándares o cánones de belleza no son ajustados ni realistas. Los cuerpos fibrados y musculosos en hombres, así como la delgadez extrema (con curvas) y los cuerpos sin bello, arrugas, cicatrices, estrías y un largo etc en mujeres, contribuyen de manera directa a reforzar el propio problema.

Estas referencias externas tienen un peso abrumador en la forma de relacionarnos con nuestro propio cuerpo. Se construye un ideal, o una referencia corporal que ha de ser alcanzada para tener un cuerpo «bonito»o «hermoso». Es tal el peso de dicho ideal que puede conducir a la desconexión total o parcial del cuerpo y al rechazo del mismo.

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La alimentación y el cuerpo

Los trastornos de Conducta Alimentaria son una de las formas que puede tomar esta problemática. La alimentación guarda una relación directa e indiscutible con la percepción del propio cuerpo. Sin embargo esta problemática puede manifestarse de otras formas más sutiles y con menor riesgo para la salud.

La realidad es que ni yo ni nadie eligió su cuerpo. Ten presente esta verdad si te identificas con esta problemática. No elegí mis ojos, ni mis manos, ni mis piernas ni ninguna de las partes que conforman mi cuerpo. La forma de mi cuerpo no depende de mí ni de mis ideales o mis deseos. De hecho, estas cuestiones están relacionadas con aspectos genéticos y con el proceso de adaptación al medio.

Para empezar a trabajar con la aceptación de tu cuerpo es necesario que reconozcas el ideal que te lleva a rechazarlo para poder entenderlo y trascenderlo. Acepta lo que es y lo que hay.

Tu cuerpo es el medio físico a través del cual puedes experimentar tu vida. Solo puedes vivir en tu cuerpo. Una forma de abrirte a nuevas formas de mirarlo y entenderlo es tratarlo como si fuera un templo sagrado. Necesita un mantenimiento, un cuidado, limpieza y sobre todo, ser tratado con mucho respeto.

A pesar de no tener capacidad de control sobre mi expresión genética, sí tengo la gran capacidad de modificar y cambiar mi cuerpo a través del ejercicio y del cuidado. Es necesario aceptar lo que es y lo que hay para poder tomar tu cuerpo y mediante estrategias generar los cambios que quieras para ti.

Acepta tu cuerpo

No puedo elegir el cuerpo que me ha tocado para vivir, pero sí puedo elegir cómo cuidarlo y cómo tratarlo. Es más, mi propio cuerpo cambiará si yo cambio mi forma de mirarlo y cuidarlo.

Genera espacios de actividad física consciente. Hazle «regalos» a tu cuerpo y reconoce lo necesario e importante que es para tu vida. Escucha y atiende a las señales que este te envía.

Para terminar quiero compartir una frase que leí ayer y que me inspiró a escribir esta entrada: «Deja de pedir perdón por tu cuerpo y empieza a pedirle perdón a tu cuerpo».

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