Un vínculo que nunca se reemplaza
La muerte de una madre no es simplemente una pérdida. Es la interrupción de una de las relaciones más fundantes del ser humano. La figura materna no sólo es afecto: también es raíz, referencia, memoria corporal y emocional. Su ausencia, por tanto, no se llena ni se borra: se aprende a vivir con ella.
Este proceso requiere tiempo, apoyo y herramientas. En Borja López Psicología, acompañamos a personas que atraviesan esta pérdida, ofreciéndoles un espacio donde el dolor pueda expresarse sin juicio y transformarse en recuerdo, significado y nueva fortaleza.
El tiempo del duelo: no hay relojes que midan el alma
«¿Cuánto dura el duelo?» es una de las preguntas más frecuentes y también más imposibles de responder con exactitud. Lo que sí sabemos es que no hay un plazo normal, pero los procesos sanos suelen oscilar entre 6 meses y 2 años.
Variables que influyen en el proceso
Naturaleza del vínculo (afectivo, ambivalente, conflictivo).
Edad del doliente y de la madre.
Presencia de otras pérdidas recientes.
Red de apoyo emocional.
Personalidad y estilo de afrontamiento.
Capacidad de expresar emociones o pedir ayuda.
Existencia previa de duelo anticipado.
En algunos casos, el proceso puede prolongarse, especialmente si la muerte fue traumática, inesperada o si el vínculo estaba cargado de conflictos no resueltos. En estos contextos, buscar acompañamiento en duelos es una forma valiente de honrar la relación y cuidar tu salud emocional.
No todo es lágrima: emociones ambiguas y contradictorias
El duelo por una madre no siempre es llanto. También puede haber rabia, alivio (si hubo sufrimiento prolongado), confusión, o una extraña sensación de irrealidad. Todos estos matices son normales.
Ejemplos reales de emociones contradictorias:
«Me siento culpable por no llorar como los demás».
«Estoy en paz, pero también me siento vacío/a».
«No tuve una buena relación con mi madre, y eso me pesa ahora».
Como terapeuta, Borja López trabaja con frecuencia estas emociones «no autorizadas» socialmente. Una parte importante del duelo consiste en permitirse sentir lo que aparece, sin forzar lo que se supone que deberías sentir.
El cuerpo también llora: duelo y síntomas físicos
No todos los duelos se manifiestan de forma emocional. El cuerpo puede hablar en forma de:
Fatiga constante.
Dolor de estómago o cabeza.
Insomnio o sueño excesivo.
Cambios en el apetito.
La psicoterapia ayuda a detectar cuándo estas manifestaciones tienen raíz emocional, ofreciendo técnicas para canalizarlas desde el cuidado integral.
Duelo silenciado: cuando no puedes hablar de tu madre
En muchas familias hablar de la muerte es tabú. Otras veces, hay historias dolorosas que no se cierran con la partida. En estos casos, el duelo puede volverse más complejo.
Recomendaciones si estás en esta situación:
Escribir una carta a tu madre, sin filtros.
Crear un ritual privado de despedida.
Buscar espacios terapéuticos donde nombrarla sea posible.
En consulta, Borja López acompaña a pacientes que cargan con la sensación de no haber podido hablar, decir, cerrar. A veces, el trabajo consiste en dar forma a ese diálogo pendiente.
Hijos que cuidan madres: el duelo del agotamiento
Cuando has sido cuidador/a de tu madre durante su enfermedad, la pérdida puede venir acompañada de un doble vacío: la muerte y la desaparición del rol de cuidador.
Es importante reconocer:
El desgaste emocional acumulado.
El derecho a sentir alivio sin culpa.
Que necesitas tiempo para reconstruirte más allá del rol que ocupabas.
En la terapia, trabajamos el paso del «hacer» constante al «sentir», permitiendo que el duelo emerja después de años de contención. La intervención desde un enfoque cognitivo conductual puede ayudarte a identificar patrones de pensamiento que perpetúan la culpa o la exigencia.
Duelo interrumpido: el que se guarda por los demás
A veces no puedes permitirte el duelo porque estás sosteniendo a otros (padre, hermanos, hijos). En esos casos, es común que el dolor se postergue y luego reaparezca con fuerza.
Priorizar tu duelo no es egoísmo, es supervivencia emocional. Si notas que esto te está ocurriendo, podrías estar desarrollando un cuadro de dependencia emocional que bloquea tu propia necesidad de ser cuidado/a.
Recursos para acompañar el proceso
Terapia psicológica especializada
La terapia de duelo ayuda a procesar emociones, resignificar la relación y reconstruir el vínculo interno con tu madre. Puedes conocer más sobre nuestro abordaje desde el acompañamiento en duelos.
Espacios simbólicos
Crear un altar o rincón con objetos significativos.
Leer o escribir textos que te conecten con ella.
Encender una vela ciertos días.
Cuida tus ritmos
Evita tomar decisiones drásticas durante los primeros meses. Tu sistema emocional está en modo «reorganización».
Preguntas reales, respuestas sin juicios
¿Cuándo debería sentirme mejor tras la muerte de mi madre?
Cuando empieces a vivir con la ausencia sin que todo se tambalee. No hay fechas. Hay procesos.
¿Es raro que me moleste que los demás sigan con su vida?
No. El duelo es una experiencia solitaria y, muchas veces, el entorno no acompaña con la sensibilidad necesaria.
¿Debo hablar de ella aunque duela?
Sí. Hablar de tu madre mantiene su presencia simbólica y ayuda a elaborar la pérdida.
¿Y si no me llevaba bien con ella?
También duele. Porque el vínculo materno es profundo incluso cuando ha sido ambivalente o dañino.
¿Y si no me permito sentir?
Es una defensa que protege del desborde. Pero también puede cronificar el dolor. La psicoterapia ofrece un espacio seguro para empezar a conectar.
Una nueva forma de estar con ella
No se trata de «superar» la muerte de una madre. Se trata de transformarla: convertir la ausencia en recuerdo, el dolor en homenaje, y el amor en presencia interna.
Borja López te acompaña en este proceso desde una mirada empática, profesional y sin recetas rápidas. Porque tu historia con tu madre merece ser escuchada, sostenida y resignificada.
En la sección de autoestima también puedes encontrar claves para reconstruir la identidad tras una pérdida importante. Y si necesitas ayuda profesional, puedes contactarnos desde aquí.
