Cómo gestionar la rabia

Gestionar la rabia

La rabia o el enfado son estados emocionales difíciles de gestionar para bastantes personas. La rabia es una de las emociones primarias, forma parte de la naturaleza del sistema emocional de las personas, así como la tristeza, la alegría o el miedo. Es completamente natural sentir rabia y es de vital importancia aprender a regularla y gestionarla. 

La rabia, el enfado o la ira son estados emocionales muy energizantes, nos impulsan a la acción, a dirigirnos contra algo. La rabia es una emoción que nos moviliza y que nos prepara para la acción. Esta característica es fundamental para poder llegar a comprender parte de la funcionalidad, así como para facilitar la regulación y la gestión.

Gestionar la rabia para mejorar nuestro bienestar

Normalmente podemos encontrar dos principales dificultades o perfiles de persona con dificultad para gestionar la rabia. Para la correcta regulación y gestión de esta emoción sería recomendable en ambos perfiles explorar cómo ha sido su contacto con la rabia y el enfado a lo largo de su vida. Este proceso puede ayudar a la persona comprender el motivo o la raíz de su dificultad a la hora de gestionar. Parte de esta exploración pasa por descubrir cuáles son las creencias e ideas con respecto a la expresión de la rabia y el enfado. Es posible que la dificultad esté relacionada con una creencia irracional, bien sea en el sentido de dejarse llevar por esta emoción y no intentar regularla o en el sentido de no permitirse expresarla. 

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La rabia nos afecta, y deberíamos saber gestionarla

Algunas de las creencias irracionales relacionadas con la expresión de la rabia que he podido trabajar con pacientes en el ámbito clínico que representan estos dos extremos serían:

“Si muestro mi rabia haré daño a los demás” o “Al dejarme llevar por mi rabia y mi enfado me respetarán”. En estos dos ejemplos puede verse como el sistema de creencias puede llegar a ejercer una gran influencia en el mundo emocional de la persona, llevándola a no darse el permiso de expresar o sentir o a no ponerse ningún tipo de límites al hacerlo. 

El primer tipo de dificultad está relacionada con la represión. Para algunas personas no es posible mostrarse enfadadas o indignadas. No se permiten levantar el tono ni expresar su molestia con determinados temas o situaciones. Cuando una situación les enfada o les molesta, lo cuál les lleva a tener contacto con esta emoción, la bloquean y la reprimen de forma que esta no es expresada ni sentida. En este caso se suele producir uno de los mecanismos de defensa descritos por la teoría del ciclo de satisfacción de necesidades por Joseph Zinker, la retroflexión. Este mecanismo de defensa se caracteriza por la desviación de una conducta hacia uno mismo, de forma que en lugar de expresar mi rabia o enfado sobre una cuestión, dirigido toda esa emocionalidad hacia mí mismo. 

Trabajar la regulación de la rabia

En este tipo de dificultad parte del trabajo para la gestión y regulación de la rabia pasa por acompañar a la persona a que tome contacto con esta emoción, con las sensaciones corporales que produce y las ideas o pensamientos que aparecen tras el contacto. 

El segundo tipo de dificultad está relacionada con la explosión. Este perfil de personas con esta dificultad suele tener reacciones explosivas, se dejan llevar por esa energetización y ese impulso sin ningún tipo de filtro. Esta forma de gestión suele llevar a situaciones en las que la propia persona o terceros sufren daños, ya sean físicos o verbales. Con este tipo de problemática el trabajo a realizar para facilitar la gestión pasa por ayudar a la persona a tomar consciencia de los pensamientos que conectan con esa rabia y ayudar a modificarlos o cambiarlos por otros que no le lleven a esa situación de explosión o descontrol. Por otro lado, también sería necesario trabajar con técnicas de respiración y relajación para ayudar a sostener toda esa energía y ese impulso sin que se “apodere” de la persona. 

Como he podido comprobar en mi clínica de psicólogo en Valencia, estos dos ejemplos resumen de forma bastante genérica las dos principales dificultades relacionadas con la gestión, la regulación y la expresión de la rabia. La rabia es una emoción y al tomar contacto con ella y practicar la escucha, puede convertirse en una gran herramienta de movilización, impulso y autoconocimiento.

La rabia nos habla de aquello que nos hace daño, de lo que no es molesto o incómodo y de lo que no es justo para nosotros. El contacto sano con ella me facilita la comprensión de mí mismo, de cómo soy y de qué cosas me importan. 

Tanto si necesitas aprender a gestionar tu rabia, como tratar con un psicólogo especialista en ansiedad en Valencia, o cualquier tipo de trastorno, puedes contactar conmigo para tener una primera toma de contacto y empezar el recorrido juntos que te llevará a la mejora personal. 

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